Ahora un poco más frío pero con la ansiedad de que llegue la semana que viene, les puedo contar las sensaciones de una noche que quizás no me la olvide por mucho tiempo.
Hace rato que no había un clima tan especial en la cancha de Independiente. Era ir dos horas antes caminando por Alsina plagada de gente como si faltara poco para que se juegue un partido de campeonato, gente con mucha expectativa, con mucha ilusión, se sabía que era un resultado que se podía dar vuelta, o por lo menos los más optimistas pensaban eso.
Ayer fue una noche especial, de las primeras noches que el Libertadores de América, se convirtió en un caldero. Empezando por un estadio colmado con 54 mil tipos gritando desde las tribunas, con todo el recibimiento que programó el club, con la historia, con la mística, con el envión anímico de haber ganado el clásico, con todo lo que significa Independiente.
El equipo salió con la mentalidad desde el minuto 1 de darlo vuelto. Todo el apoyo que sintió el equipo fue a plasmarlo en la cancha. Si nos ponemos a ser sinceros ni el más optimista pensaría que a los 18 minutos ya estaría ganando 2-0, o el más pesimista en ese momento pensaría que por 6 minutos estaría quedando afuera o que nuevamente 6 minutos después haría el gol que le faltaba para clasificar. Se dieron varios cambios de partidos pero aún así el hincha supo esperar y ser paciente y no empezar con ese murmullo molesto que tanto se marcó durante años. Con el partido 3-1 solo quedaba esperar que termine el partido y que el corazón aguante los nervios.
Llegando los últimos minutos se vivió un clima de felicidad que nos habían robado durante años.
Por momentos se me vinieron algunos recuerdos remotos del 2010, pero esos fueron otros tiempos, algunos en sus lágrimas pensaron en que el descenso,en todo el sufrimiento que hubo esos 361 días eternos se está olvidando.
Es cierto, todavía no se ganó nada, todavía no se conoce el rival, hay que esperar por Flamengo o Junior, dos rivales duros, pero que verdaderamente con todo el entusiasmo que se está generando y lo que viene demostrando el equipo desde hace tiempo, no hay nada que sea dificil para este plantel.
A un paso de volver a ganar otro título internacional, a un paso de volver a la gloria, a un paso de poder llegar a la Libertadores, ojo, quedan 180 minutos complicados, pero si hay algo que hizo Ariel Holan en este equipo es que supere las adversidades, que el hincha de sienta identificado con este equipo y toda la ilusión que genera una nueva final de una copa Internacional.
Por: Federico Surace
Foto: Prensa C.A.I
Hace rato que no había un clima tan especial en la cancha de Independiente. Era ir dos horas antes caminando por Alsina plagada de gente como si faltara poco para que se juegue un partido de campeonato, gente con mucha expectativa, con mucha ilusión, se sabía que era un resultado que se podía dar vuelta, o por lo menos los más optimistas pensaban eso.
Ayer fue una noche especial, de las primeras noches que el Libertadores de América, se convirtió en un caldero. Empezando por un estadio colmado con 54 mil tipos gritando desde las tribunas, con todo el recibimiento que programó el club, con la historia, con la mística, con el envión anímico de haber ganado el clásico, con todo lo que significa Independiente.
El equipo salió con la mentalidad desde el minuto 1 de darlo vuelto. Todo el apoyo que sintió el equipo fue a plasmarlo en la cancha. Si nos ponemos a ser sinceros ni el más optimista pensaría que a los 18 minutos ya estaría ganando 2-0, o el más pesimista en ese momento pensaría que por 6 minutos estaría quedando afuera o que nuevamente 6 minutos después haría el gol que le faltaba para clasificar. Se dieron varios cambios de partidos pero aún así el hincha supo esperar y ser paciente y no empezar con ese murmullo molesto que tanto se marcó durante años. Con el partido 3-1 solo quedaba esperar que termine el partido y que el corazón aguante los nervios.
Llegando los últimos minutos se vivió un clima de felicidad que nos habían robado durante años.
Por momentos se me vinieron algunos recuerdos remotos del 2010, pero esos fueron otros tiempos, algunos en sus lágrimas pensaron en que el descenso,en todo el sufrimiento que hubo esos 361 días eternos se está olvidando.
Es cierto, todavía no se ganó nada, todavía no se conoce el rival, hay que esperar por Flamengo o Junior, dos rivales duros, pero que verdaderamente con todo el entusiasmo que se está generando y lo que viene demostrando el equipo desde hace tiempo, no hay nada que sea dificil para este plantel.
A un paso de volver a ganar otro título internacional, a un paso de volver a la gloria, a un paso de poder llegar a la Libertadores, ojo, quedan 180 minutos complicados, pero si hay algo que hizo Ariel Holan en este equipo es que supere las adversidades, que el hincha de sienta identificado con este equipo y toda la ilusión que genera una nueva final de una copa Internacional.
Por: Federico Surace
Foto: Prensa C.A.I
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