¡Gracias, Señor Ariel!

Pasaron pocos días, de una jornada inolvidable. Nada más y nada menos que una nueva conquista internacional. Volver a salir campeón después de 7 años y la particularidad que fue en el mítico Maracaná otra vez después de aquella epopeya de los dirigidos del zurdo López hace 22 años atrás.


Quién hubiese pensado a principio de año. Independiente a esta altura del año en 2016 se le había ido Gabriel Milito, hombre del club que los resultados no lo habían acompañado. Con jugadores que estaban marcados por sus malas actuaciones, con jugadores resignados, con un montón de cosas en contra, Independiente contrató a un no tan conocido Ariel Holan. Un hombre que venía del hockey, que había tenido una buena primera etapa en Defensa y Justicia.

Ese hombre que se manejaba con drones y gps, de maneras que eran muy criticadas por la prensa y colegas. Más fue así cuando Independiente tuvo una noche para el olvido perdiendo 3-0 con Racing en un torneo de verano, un equipo que no tenia muchos nombres conocidos, un equipo que habia sufrido una limpieza grande jugadores, un equipo que apostaba por los juveniles surgidos del club.
Un camino que parecía ser difícil, un equipo hundido en la mitad de tabla, lejos de pelear algo pero que tenía una Copa Sudamericana y una Copa Argentina por delante.

Ariel Holan a través de su filosofía de juego, de su manía y convicciones fue formando un equipo que con resultados se fue afianzando. Un equipo que estuvo a nada de clasificar a la Copa Libertadores, que con su juego fue cautivando a propios extraños, apariciones buenas de jugadores que le fueron dando méritos a un entrenador que de a poco iba  demostrando sus ideas y pretensiones.

Llegado el segundo semestre, volvió a ser muy criticado debido a los refuerzos que había traído. Sin pagar nada y con jugadores de experiencia y poco renombre, Independiente se fue armando.
Un equipo que con el paso del tiempo fue enamorando más y más a sus hinchas, que empezó a atraer a amantes del fútbol. El equipo con una base construida de juego, un esquema marcado y un juego en equipo formidable empezó a avanzar en la copa Sudamericana.

Independiente tuvo una gran muestra de carácter en octavos de final frente a Atlético Tucumán pero tuvo una semana más que trágica en la que perdió tres partidos en una semana. Si bien en ninguno fue superado por su rival y sufrió fallas arbitrales en su contra esas tres derrotas llevaron a una preocupación grande en el equipo que luego días más tarde.

El equipo jugaba bien y tenía buenos resultados. En la copa paso los cuartos de final sin despeinarse, empezó a recuperar terreno en el torneo doméstico y para noviembre se venía la seguidilla más difícil. La serie de semifinales por la Copa y dos clásicos frente a River y luego a Racing.

El primer partido sería contra River y con suplentes le ganó 1-0. Llegaría más tarde Libertad, en un partido donde arranco dormido y perdiendo a los 28 segundos y donde solo le faltó el gol del empate se volvía a avellaneda con un resultado abierto. Llegaría el clásico contra Racing, Independiente lo jugaría con jugadores suplentes y muchos juveniles. En la previa se veía como una derrota abultada para sus dirigidos sin embargo con un gol de Leandro Fernández y después defendiendo con el alma se llevó el clásico. Tanto aire de grandeza hubo que sufriendo pero con garra y coraje llegó a la soñada final de la Copa.

Un hombre que le devolvió la mística al club, ya sea con el saludo histórico y dándole un lugar muy importante a glorias del club como el bocha, Pancho Sa, Pepe Santoro ,el chivo Pavoni y Bertoni entre otros. Un hombre que le dio convicción a muchos jugadores que no la creían tener. Que mejoró a muchos jugadores y que también los hizo creer que eran capaces de cualquier cosa, que a medida que pasaba el tiempo cambiaba críticas por elogios, y cada vez más el equipo estaba cerca de lograr lo que tanto quería, volver a ser.

Un 6 de diciembre Independiente estaba jugando la final de la Sudamericana contra Flamengo reeditando aquella final de la Supercopa en el 95. Un equipo que tuvo que luchar para poder dar vuelta ese partido y ganarlo 2-1. Una semana más tarde llegaba lo que definía un año largo de trabajo y sacrificio, una posibilidad de poder quedar en lo más alto y en la historia del club también.

Un Independiente que con su juego y ante la adversidad se hacía fuerte, que con coraje y juego lindo ganaba partidos. Un Independiente que gracias al empate en el Maracaná volvió a gritar campeón. Un técnico que desde la humildad, la pasión y el trabajo devolvió al club una parte de su historia.

Hoy está en duda su continuidad, pero pase lo que pase hay que estarle agradecido a este señor. Le devolvió el juego y la convicción a un equipo que la había perdido hace años, un hombre que le devolvió la ilusión al hincha. Un hombre que quedará en la historia del club, no solo por salir campeón, sino por lo bien que lo hizo jugar.

Solo queda decir muchísimas gracias señor Ariel Enrique Holan.

Por. Federico Surace

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