Un punto de nueve posibles y ante rivales inferiores. Esto refleja lo que fueron estos últimos 15 días en la vida de Independiente. La derrota ante San Lorenzo, segunda consecutiva y en condición de local, desemboca en un baño de realidad.
Ya paso la Sudamericana. La consagración, el festejo, el penal de Barco, la Recopa, la derrota por penales pero con frente en alto. Ya pasó y da la sensación de que el equipo se está durmiendo en los laureles. Los últimos partidos lo demuestran.
Baño de realidad que de una vez por todas debe servir. Porque es alarmante que el equipo no se pueda recuperar después de tres derrotas consecutivas. Es alarmante que no pueda convertir, que no pueda ganar. Es alarmante que falte el hambre característico de no sacarse de la cabeza el arco contrario.
San Lorenzo no justificó su victoria, pero Independiente no hizo demasiado para merecerla más que toques displicentes de un costado al otro, algún intento de Benítez encarando o alguna pintura de Gigliotti.
No hay que hacer la vista gorda: este equipo ya no juega como el que nos supo enamorar y eso es lo que más nos duele. De una vez, hay que levantarse, y empezar a mostrar síntomas de recuperación y devolvernos la ilusión de poder aspirar a algo grande. Volver a ser.
Foto: Prensa C.A.I
Ya paso la Sudamericana. La consagración, el festejo, el penal de Barco, la Recopa, la derrota por penales pero con frente en alto. Ya pasó y da la sensación de que el equipo se está durmiendo en los laureles. Los últimos partidos lo demuestran.
Baño de realidad que de una vez por todas debe servir. Porque es alarmante que el equipo no se pueda recuperar después de tres derrotas consecutivas. Es alarmante que no pueda convertir, que no pueda ganar. Es alarmante que falte el hambre característico de no sacarse de la cabeza el arco contrario.
San Lorenzo no justificó su victoria, pero Independiente no hizo demasiado para merecerla más que toques displicentes de un costado al otro, algún intento de Benítez encarando o alguna pintura de Gigliotti.
No hay que hacer la vista gorda: este equipo ya no juega como el que nos supo enamorar y eso es lo que más nos duele. De una vez, hay que levantarse, y empezar a mostrar síntomas de recuperación y devolvernos la ilusión de poder aspirar a algo grande. Volver a ser.
Foto: Prensa C.A.I
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