Por como venía Independiente. Por el contexto: ante un rival difícil en una cancha difícil. Porque se le había dado descanso a varios titulares clave. Independiente consiguió, justa o injustamente, tres puntos que son como oxígeno.
Ente tanta oscuridad brilló una luz. Apuesta fuerte de Holan cuidando varios titulares, pero que otra vez salió bien. Con un planteo distinto, cuidando el arco y los ataques de la “T”, para salir rápido de contra. Otra vez salió bien. Cuando parecía que era todo negro para Independiente.
Si bien Talleres dominó por momento, Independiente jugó con mucha inteligencia, con criterio para decidir cuando atacar rápido, cuando despejar, cuando tocar y cuidar la pelota, y siempre apoyado en las manos de hierro de Martín Campaña.
Nos hace recordar al verdadero a Independiente, al que gana sin merecerlo y le alcanza con ratos de buen fútbol y firmeza abajo. Al que consigue meter las que tiene. Al que se acostumbra a ganar y luchar arriba.
Ahora, semana larga para preparar el clásico ante Boca, con todo lo que implica. En Avellaneda, clave para sumar puntos, y ante un rival con el que hay que ganar siempre. Una buena noticia volver a los tres puntos. Ahora, a revalidarlo.
Foto: Prensa C.A.I
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